Se las ve volar acrobáticamente y en vuelo prácticamente impredecible en busca de insectos voladores, incluso se las puede observar beber agua o darse un chapuzón mientras vuelas al ras del agua.
La golondrina parda (Progne tapera) mes una de las más comunes y fáciles de ver, suelen sobrevolar e incluso anidar en área urbanas y suburbanas.
A estas dos solo las pude fotografiar posadas en un alambrado cerca de la laguna de Monte, en vuelo me fu imposible además que pasaban un poco alto. Por fortuna eran algo confiadas y me dejaron acercar a pocos metros.
Bonitas golondrinas.. Muy chula la foto de portada.. Saludos..
ResponderEliminarGracias Ana por tu comentario
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Que buenas y que diferentes a las europeas, preciosa entrada. Saludos desde España.
ResponderEliminarTe he enlazado con mi blog Hernan, con tu permiso. Un abrazo.
http://faunacompacta.blogspot.com.es/
Gracias Germán po tu comentario. Me pone muy contento que hayas puesto un enlace en tu blog, en breve pongo uno del tuyo en mi lista, estuve viendo algo casualmente ayer
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Siempre son una de las familias más simpáticas, las golondrinas. Supongo que allí arriba en BA se lo pasan bastante bien, pero aun recuerdo la agonía de ver una Tachycineta meyeni luchando durante media hora o más contra un viento en el aeropuerto de Punta Arenas para volver a su nido. Cuando por fin pasó, el pobre, nos pusimos de pie y gritamos para celebrarlo y los otros ocupantes del aeropuerto nos miró de una manera . . . . Espero que estas bonitas pardas saquen su familia con menos sufrimiento.
ResponderEliminarCheers
Sam & Dave
Qué anécdota, jamás vi que tardara tanto una golondrina en entrar a su nido, la pobre se debe haber agotado...y me imagino el grito de vosotros en el aeropuerto, ¿estos que estarán gritando? se habrán preguntado. Aunque la situación que vivieron no me extraña, la Patagonia es una región en extremo ventosa, por fortuna aquí es bastante calmo, salvo lógicamente algún que otro fenómeno esporádico. Las golondrinas se reproducen sin problemas donde vivo, es más una vez tomaban en bandadas de miles la plaza central de mi ciudad, os imaginaráis la " lluvia" que recibían los paseantes y el aroma que dejaban. Por suerte no eligen más ese lugar, aunque era un espectáculo maravilloso verlas volver al atardecer.
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