Un ave que pude fotografiar bastante cerca para mi sorpresa fue una garza bruja (Nycticorax nycticorax) juvenil, que no se sorprendió para nada que me aproximara a ella con mi hidrohide, avanzando lenta y penosamente por el barro putrefacto.
El esfuerzo valió la pena ya que pude obtener unas fotos de mi agrado, incluso con una luz cálida y suave proporcionada por los últimos rayos solares que iluminaban la tarde sobre la laguna de Monte el pasado 1 de marzo.
¡Qué lindas imágenes! El tono que les da la luz del atardecer las vuelve "mágicas".
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