En una placita de juegos a orillas de la laguna, que luego de unos días quedó totalmente anegada observé dos caranchos (Caracara plancus) devorando los restos de una tararira (Hoplias malabaricus) más conocida en mi pueblo como taralila o tarucha. Esos restos estaban allí porque algún pescador arrojó las tripas y la cabeza en ese lugar.
Los caranchos son desconfiados y no me pude acercar tanto como quise, además de estar encharcado en muchos sectores y no tener botas puestas. Finalmente se volaron y se comieron la cabeza en un lugar más apartado.
Son aprovechistas estas bonitas aves, ¿eh? Doy fe que tienen una gran distancia de seguridad y es muy difícil acercarse a ellos. Otra memoria bonita de Patagonia.
ResponderEliminarCheers
Sam & Dave
En el campo son difíciles aunque en algunos lados están acostumbrados a ver vehículos. Teneis que volver algún día a Patagonia, hay tantos lugares magníficos para recorrer.
ResponderEliminarSaludos