Unas aves que fotografié a fines de marzo desde la planta alta de mi casa, asomándome por la ventana de la biblioteca había a poca distancia entre ellos y a solo unos 6 metros una paloma manchada (Patagioenas maculosa), posada en el cable preensamblado de baja tensión; mientras tanto, a unos metros de ella en las ramas superiores de un acacio bola del arbolado urbano se posaba un suirirí real (Tyrannus melancholicus) que marcaba territorio a puro canto.
Estas aves me regalaron unas lindas imágenes sin asustarse por suerte, estas son algunas de las que pude tomar esa tarde de comienzos de otoño.
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